Me voy de rodeo
¡Hola a todos y bienvenidos nuevamente a "From España to Australia: Álvaro's Journey"!
Han pasado 130 días desde que aterricé en Australia y cada semana ha sido distinta a la anterior. Como os comenté en el capítulo anterior, Y ahora qué?, la crisis epiléptica, pensar en volver a España y las preocupaciones de mi familia.
Lo primero de todo seguir dándoos las gracias por el apoyo a los que leéis el blog y me ponéis comentarios para apoyarme. De verdad, gracias, es un impulso enorme. Hoy con doble capitulo, os contare algo mas alegra y con mucha más ilusión que el anterior capitulo.
El pasado miércoles 13 de septiembre, durante el parón de la comida la mujer de mi jefe me pregunto si estaba interesado en ir con ellos a un rodeo con mas gente. Bueno, lo de rodeo es lo que entendí yo, cuando me dijeron que habría toros e irían dueños de mas granjas de Australia de la zona. A mi el plan me parecía espectacular, rompí un poco con la rutina del trabajo y podía ver algo que no es mi usual en España. Sumaba una nueva experiencia. Dije que sí, casi sin pensármelo.
El viaje seria largo, casi 4 horas nos tocaba hacer, hasta llegar a otra granja remota. Nos levantamos a las 5 de la mañana para salir a las 6 y llegar allí a las 10. Y así fui. Yo no recuerdo mucho del viaje puesto que me dormí a los 20 minutos de entrar en el coche y me levante 30 minutos antes de llegar. Cuando llegamos no vi nada montado a lo que uno podría pensar por rodeo, tan solo veía toros con números de serie. Pero bueno, tampoco quería precipitarme a pensar que eso no seria un rodeo.
A mi jefe le dieron una revista dónde aparecían los toros que estaban allí, con sus parámetros (medidas, porcentaje de grasa, edad, rendimiento en carne). Y ahí ya es cuando pregunte, llevándome un chasco en la respuesta, debido a que era una subasta de toros sementales, pero bueno, era una experiencia nueva y era lo que buscábamos. Empece a hacer cientas de preguntas sobre qué es lo que se busca en un toro y en que hay que fijarse. Para mí, todos los toros eran iguales, unos más grandes, otros con más curva en las costillas, pero sin ver grandes diferencias. Pero claro, a ellos les pasa lo mismo cuando les hablo de futbol, que no lo entienden.
La mañana seguía y yo al cabo de 30-40 minutos estaba aburridisimo, no paraba de llegar mas granjeros con sus familias y se paraban a valorar cada toro. El hijo de mi jefe, que también se aburría, me dijo de irnos a hacer otra cosa y así fue. Nos fuimos a la cantina improvisada que había ahí y nos pusimos a comer algunos postres caseros qué estaban ahí. Luego nos sentamos en las mesas y nos pusimos a jugar, lo que la concentración le pudo al hijo, al veo-veo y a caliente-frio. Se me hizo mucho más a ameno que ver toros.
Era ya la hora de comer (para los que no lo sepan aquí se come a las 12-1) y nos dieron de comer un bocadillo de filete de ternera (obvio, no). El bocadillo eran dos rebanadas de pan bimbo sin tostar y el filete (de 2 cm de grosor y como una mano de grande). Nah, increíble, el mejor filete de ternera que probé en mi vida, tenia todo lo que quieres, la grasa infiltrada que al masticarlo se deshace. Sencillamente espectacular. Después me coge un par de cookies y me senté a descansar un poco.
Al rato, apareció un hombre diciendo que la subasta empezaba en 20 minutos y que fuéramos yendo al sitio para que todo fuese mas rápido. Los primeros en llegar fuimos, tomamos sitio y esperamos a que eso empezara. Cuando empezó la subasta, fueron los 25 peores minutos del día. No porque fuese aburrido, sino porque no entendía nada de lo que el subastador decía. Parecía que estaba invocando las 7 bolas de dragón o haciendo un ritual satanico que hablando en ingles. El hijo me miro y me dijo, nos vamos y yo ni lo dude. A las mesas del comedor e improvise una hamaca. Me quede dormido durante 1 hora larga, casi rozando las 2. Para algo los españoles creamos la siesta.
Eran ya las 5 de la tarde y la subasta terminaba, duro casi 3 horas. Vino mi jefe con su mujer y su hija y les pregunte qué tal, habían comprado dos toros por 8 mil y 15 mil dólares.
Empezaba también la barra libre y una de las camareras que había allí dando vueltas con el catering se me acerco. No os voy a engañar que yo me había fijado en ella, una chica bastante atractiva, rubia, 1,70 y muy prototipo de australiana que nos imaginamos todos en las playas de aquí. Me pregunte que de dónde era porque no tenia cara de ser de por aquí. Y así, le respondí, soy de España y que como lo había averiguado. Bueno claro, os pongo en situación, todas las personas que había allí tenían la misma vestimenta, botas cowboy - vaqueros - camisa de cuadros - sombrero y yo iba con zapatillas deportivas, vaquero tobillero que se me veían mis calcetines blancos, sudadera y gorra. Digamos que adivinar qué no era de allí no era difícil. La chica me siguió preguntando que hacia y que como había llegado dede España hasta una subasta en una granja perdida de Australia. La conversación seguía a duras penas y yo mas nervioso porque la hija de mi jefe se acerco a cotillear (es exageradamente una cotilla e entrometida, me molesto bastante). Asique cuando apareció la hija, la chica se fue y yo corto de reflejos ni le pregunte por alguna red social que pudiera tener. Estaba un poco desentrenado. Una pena
Dieron las 7 de la tarde y tocaba volver a casa porque el día siguiente era viernes y había que trabajar. Mis jefes se despidieron de otros granjeros y nos fuimos camino de casa. Como paso en el viaje de ida, me quede dormido a los 20 minutos. Y menos mal, el viaje se hace eterno y algo que no entiendo de los Australianos es que no pasa nada por hacer 8 horas al día en coche para estar 6 horas, lo ven normal. Yo recuerdo que cuando me iba a Murcia de vacaciones, 4 horas de viaje, al menos estaba 1 semana para amortizar el tiempo de coche, pero supongo que debe ser cultural.
Llegamos a casa y directo a la cama, sin pensármelo mucho.
Hasta aquí mis primeros 130 días y mi décimo capítulo de mi experiencia en Australia.
¡Los echo de menos y los quiero!
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
