NADIE NACE APRENDIDO
¡Hola a todos y bienvenidos nuevamente a "From España to Australia: Álvaro's Journey"!
Han pasado 25 días desde que aterricé en Australia y cada semana ha sido distinta a la anterior. Como os comenté en el capítulo anterior, me fui a vivir a St George, un pueblo a 7000 km de Brisbane. Empezaba una nueva semana de trabajo, a saber las funciones nuevas que iba a tener y sobre todo las lecciones de vida que me iban a tocar vivir.
El lunes 29 de mayo me tocaba madrugar, 5:30 sonaba mi alarma. A las 6:00 ya había desayunado y me había vestido para ir a la granja a por las vacas que estaban en peso, edad y salud óptimas para ir al matadero. Y ya eran las 6:05 y ya tenía mi primera lección de la semana, como conducir un Quad. Anne me enseño lo todos los controles, y no, no es difícil, el único requisito es tener la altura suficiente para poder frenar con el pie. A las 6:20 había logrado llegar a la granja en el quad sin estrellarme pero yendo a acelerazos y frenazos.
Una vez en la granja, teníamos que gestionar los grupos de vacas. La distribución en la granja es un poco caótica pero acabas pillando cual es cual y aprendes a diferenciarlas tan solo por el tamaño. Las vacas que están en el momento óptimo tenían que pasar por la pasarela para leerles el chip, pesarlas y verlas que tal estaban de salud. Y parece sencillo y probablemente lo sea, pero no para alguien que pisaba una granja por primera vez en su vida hacia 5 días. Mi jefe organizo al ganado y las llevo a la zona de la pasarela. En sus explicaciones de cómo saber llevar a estos animales, que te pueden matar, me dijo que lo principal es no perder la confianza en uno mismo y mirar al animal sin miedo, porque lo huelen, saben cuándo te sientes débil para poder herirte. Y así fue, lo logre, me sentía cómodo delante de ellas y me empezaban a obedecer, las iba arrastrando poco a poco a la zona donde tenían que pasar y todo salía genial y bueno, me lo estaba pasando bien porque estaba experimentando nuevas cosas en mi vida, cosas que jamás me imaginaba que pudiera hacer.
La mañana se hizo corta y conseguimos el objetivo de seleccionar a las 70 vacas que estaban en mejores condiciones para su consumo. Ahora tocaba ir al matadero, donde por suerte, me dejaron elegir entre entrar o no. La verdad que no me hacía especial ilusión llevar 5 días y ver como se hacían las canales de los animales para el consumo. Prefería esperar un poco y estar más mentalizado para la próxima vez. Asique, me mandaron al laboratorio y me dieron 5 muestras de algunas canales que habían seleccionado y me enseñaron que parámetros son los óptimos y los deseados para ellos. Fue una tarea fácil y muy interesante. Me sentía feliz porque estaba aprendiendo un montón sobre lo que había estudiado y que jamás había tenido la oportunidad por parte de la universidad de poder asistir a algo así in situ.
Bueno, estaréis pensando, Álvaro tienes muy buen nivel de inglés para poder entender y comprender todo eso. Y no, no lo tengo, y de verdad cuando llegue pensaba que me podría comer el mundo con mi nivel, pero no. Cuando empiezas a trabajar, a ver que te enseñan palabras que jamás has utilizado y que es muy importante poner todos los sentimos en lo que te dicen porque un gesto, una mirado o una palabra te puede hacer relacionar lo que te están pidiendo. Muchas veces me veo justito y no les entiendo y en lugar de decir, no te entiendo, hago la que todos hacemos cuando nos dicen algo y no entendemos – Yes, yes – o – Ok, ok - . Y es un error tremendo y me hace tener que estudiar cada día un poco de vocabulario para seguir mejorando.
A la mañana siguiente, martes, empezaba un día normal, elaborar fórmulas de piensos y después ir a hacerlos. Pero no me iba a quedar solo en eso, el cuidado de las vacas es mucho más y por su puesto te tienes que manchar las manos, las botas y toda la ropa que te pongas. También hay que mantener en buen estado a los tractores con grasas y aceites. Todo esto es parte del proceso de aprendizaje que estoy recibiendo y que jamás pensaba que tendría que hacer en la vida. Y la verdad que no me gusta, no me gusta tener las uñas negras, ni la ropa manchada de grasa y ni mucho menos oler los abrevaderos de las vacas pero creo que es porque siempre he vivido en una burbuja en la ciudad, donde he tenido la oportunidad de trabajar no costarme ningún sacrificio y que lo hacía con gusto y esto, también es una parte de mi aprendizaje personal. A lo largo de mi vida me tocará hacer cosas que no me gustan y que de verdad odie, pero también me generan una felicidad superar esas barreras y salir de las zonas de confort.
La semana continuaba y ya estaba a miércoles, el tiempo vuela, y mi jefe me probaba a conducir el tractor-mezcladora. Y la verdad que no fue bien, pero nada, nada bien. Intentando maniobrar marcha atrás, rajaba una rueda. La primera sensación fue, tierra trágame, sácame de aquí, llévame a Madrid a abrazar a mi padre, a mi vida de hace 2 meses, a irme a comer con mi madre por Madrid. Simplemente quería huir de esa situación. Pero no me he hecho 30 horas de vuelo y había dado la turra durante un año de venir a Australia para rendirme a la primera de cambio y decir que no lo logre. Y de verdad, he tenido suerte con mi jefe, que aunque no tengamos el mejor de los feelings, no se enfadó conmigo, ni grito al aire, ni genero ningún espectáculo en el que yo me sintiera incomodo. Simplemente me dijo: Álvaro, si no te sientes seguro en una labor que te doy, dímelo, no porque pinches una rueda, sino, porque puedes herir a alguien la próxima vez si no estas seguro. Le admiro, jamás pensaba que reaccionaria así y me alivio muchísimo. Lo mejor de todo fue que a las 3 horas ya teníamos repuesto de la rueda y no nos cortó mucho la dinámica del día. Interiormente, yo me sentía mal, y lo primero que hice cuando llegué a casa es escribir a mis padres y contarles la situación y lo débil mentalmente que me encontraba. Y como me respondió mi padre “Nadie nace aprendido” es algo que tengo que llevar a rajatabla aquí, no dudar en preguntar, en parar si no estoy confiado y entender todos los trabajos que me mandan que están fuera de mi zona de confort.
El jueves iba a ser un día totalmente alejado de mis rutinas normales, mi jefe y su mujer tenían que ir a la ciudad a hacer recados y me tocaba hacer de obrero, si, de obrero. Y como he repetido mucho, no todo iban a ser Excels y ver como se elaboraban los piensos. Estoy haciendo cosas que jamás me imaginaba. En este caso, quitar la valla exterior de la parcela. Me tocaba ponerme los guantes, coger los alicates y quitar unos 400 postes semifijos de la valla. Me levante a las 6:30, desayune y a las 7:15 estaba en la valla quitando los postes. Me tocaba hacer un muy buen trabajo para recuperar confianza con mi jefe y conmigo mismo. Y así fue, a las 16:30 había terminado y mi jefe me felicito porque él pensaba que no podría terminar. Fue tanta su desconfianza que su mujer y el apostaron en si terminase o no. Y bueno, en cierto modo me alegre de demostrarle que puedo hacer cualquier tipo de trabajo y que nada me iba a frenar en seguir aprendiendo.
El ultimo día antes del fin de semana se antojaba relajado, rutinario, y en cierto modo lo fue. Me enseñó a conducir el tractor y a manejar el mando de la pala y cómo cambiar la pala por el eleva-cargas. No es difícil pero tienes que aprender a coordinar todos los pasos y ser más ágil y hábil. Aunque él me dio el aprobado, yo estaba algo inseguro pero tan solo era el primer día.
Me tocaba descansar de toda la semana y de todas las emociones que había tenido, la montaña rusa de ver que el lunes te felicitan, el miércoles la cagas y el viernes tienes que seguir aprendiendo. Todo va muy rápido y ya llevaba 10 días aquí y parecía que llevaba la mitad.
El sábado fue un día tranquilísimo, me había propuesto limpiar mi habitación y hacer la colada porque ya me estaba quedando sin ropa. A las 12 ya había terminado todo. No sabéis lo que cambia una habitación limpia y ordenada que una habitación sucia y descuidada. Me subió el ánimo, lo que veía como un horror al estar en mi habitación por la suciedad se tornaba en sitio donde me encontraba cómodo.
A las 19:00 me tocaba a la puerta Quantin, el hijo de mi jefe, que estaba emocionado porque después de cenar nos íbamos a cazar cerdos salvajes con los amigos de mi jefe. El plan tenía buena pinta y era una nueva experiencia y una manera de generar vínculo con mi jefe, aunque a mí la caza no sea un punto de interés pero ya sabéis, poner buena cara y dar conversación generan puntos de inflexión en las relaciones entre personas. Conocí a los amigos de mi jefe, y aunque no les entendiera mucho y me trataran de vacilar un poco por ser español y tener la fama de correr delante de los toros (si, aquí se piensan que todos los españoles corremos delante de los toros todos los fines de semana), me acogieron bien y me dijeron que jamás vuelva a dar la mano de manera floja porque parece que no muestras interés. Y si, tienen razón, siempre fuerte y con confianza. Otro día que me iba a la cama aprendiendo algo. Lo que fue la caza fue nefasta, apenas se veía, los perros no eran capaz de pillar un rastro de los cerdos y lo peor nos estábamos quedando dormidos y menos mal, que el primero en quedarse dormido fue mi jefe que dijo a la 1 que nos volvíamos a casa. Y ahí dejamos a sus amigos seguir intentándolo toda la noche.
Hasta aquí mis primeros 25 días y mi segundo capítulo de mi experiencia en Australia.
¡Los echo de menos y los quiero!
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Qué bonito es vivir. La tierra te hace más sabio. Buena decisión el tomar tierra. Abrazo grande
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼aprendiendo y superando los obstáculos👏🏼👏🏼
ResponderEliminar