martes, 27 de junio de 2023

Pensar mucho da dolor de cabeza



Pensar mucho da dolor de cabeza



¡Hola a todos y bienvenidos nuevamente a "From España to Australia: Álvaro's Journey"! 

Han pasado 47 días desde que aterricé en Australia y cada semana ha sido distinta a la anterior. Como os comenté en el capítulo anterior, las mentiras tienen las patas cortas, lo importante que es ir de cara con la verdad, sin importar las consecuencias. El dolor de cabeza, estómago y sobre todo el mal general que se provoca cuando mientes u ocultas la verdad. Empezaba una nueva semana de trabajo, y ya no me queda mucho por aprender pero si por hacer.

Lo primero que quiero hacer antes de contaros como está siendo mi experiencia, es daros las gracias a todos los que me leéis, familiares y amigos, recibo mucho cariño y eso me motiva a seguir contados lo que me sucede aquí en Australia. Ahora vamos con cómo fue el desenlace del problema anterior. 

ME DAN UN VOTO DE CONFIANZA. Si, así fue, nos reunimos el lunes y tuvimos una corta charla de no más de 10 minutos en los que me decían que esto no debería volver a suceder y que entienden la situación y dificultad que supone para alguien que jamás ha vivido en Nowhere a contar lo sucedido. Fue un alivio para mí en ese momento, volvíamos a la casilla de salida pero con las lecciones aprendidas. Ahora me tocaba a mi demostrar que se podía confiar en mí. 

La semana fue sencillamente buena, la mejor desde que estoy aquí, como si todo se alineara en que a mí me fuera bien. Pero en mi cabeza las cosas no iban así. No dejaba de pensar, dudar y darle vueltas a la cabeza los gestos que hacia mi jefe. Sus miradas hacia mi o cualquier síntoma de problema me hacía ponerme alerta. Mi cabeza pensaba y pensaba, me generaba futuras historias que podrían suceder si hacia algo, ya fuese bien o mal, todo era negatividad dentro de mí. Aunque fueron buenos días de trabajo, yo no estaba cómodo o contento. En todo momento ocultaba como me sentía, es más, intentaba poner buena cara a todo y sonreír, al final me habían dado un voto de confianza y no podía defraudar. Mi jefe en ningún momento ha vuelto a mencionar lo sucedido o hacer amago de sacar el tema. Tampoco tiene sentido volver a hablar del pasado cuando no tiene cura. 

En uno de los días de trabajo, mi jefe se acercó a su coche, el que había pinchado la rueda, y mira la rueda trasera izquierda (yo había pinchado la rueda delantera izquierda) y aunque ya había pasado 5 o 6 días desde el accidente, mi cabeza empezó a murmurarse que esto se debía al accidente y que había provocado un mayor problema de lo esperado. Que si podía haber roto la dirección del coche, la suspensión, miles y miles de teorías en mi cabeza, tan solo porque mi jefe fue a mirar la rueda. ¿Y que le pasaba a la rueda? Nada, tenía una rama encajada y sonaba al conducir. Pero a mí me dio en 3 minutos que duro mirando el coche a pensar miles de teorías en las que las consecuencias estaban en mi contra. 

Además, no solo me daba tiempo a pensar si hacia cosas mal en el trabajo y mi jefe me despediría o me pidiera cuentas. También me ha dado tiempo a pensar si estoy en el camino adecuado, si de verdad me merece la pena estar en un sitio perdido de la mano de Dios a 30 horas de mi país. Y aunque me lo cuestione, la respuesta es sí, estoy en el camino adecuado, porque aunque haga muchas cosas que no son propias de mis estudios, tenía que empezar por algún lado y lo que he aprendido hasta ahora no se estudia en la universidad ni tampoco tus padres te pueden enseñar, porque para ello tienes que salir y probarlo por ti mismo. Elegí, probablemente, un camino con muchos obstáculos y nada fácil, pero si no fuese así, me hubiera aburrido y no habría experimentado el potencial que puedo llegar a tener, la adrenalina del subidón de hacer las cosas bien, del vértigo al fracaso, el inconformismo como mi forma de ser y de vivir. Es donde reside mi fuerza mental, en buscar la forma en la que me hago sentir feliz aunque sea costoso. 

Esta puede ser la lección que aprendí la semana pasada, las cosas del pasado no tienen que condicionar las del futuro y pensar demasiado puede provocar que entres en una espiral de miedo y angustia permanente de todo lo que haces. Lo único que puedes controlar es el presente, tus actos inmediatos, la predisposición al trabajo, la actitud ante las adversidades y los pasos que des para seguir mejorando. 

Hasta aquí mis primeros 47 días y mi cuarto capítulo de mi experiencia en Australia. 

¡Los echo de menos y los quiero!

¡Nos vemos en el próximo capítulo!



4 comentarios:

  1. Hola!! Cuanto me gusta seguir tus experiencias. Espero con ganas y mucha ilusión como te haces mas grande. Mucho animo !! Ya sabes esperamos el siguiente con mucha ilusión. Un fuerte abrazo. Eduardo intenta dibujar canguros pensando en ti. Besos. Te queremos

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  2. Hola Álvaro, creo que te comes mucho la cabeza, las cosas pasan, nadie quiere equivocarse pero somos humanos, así que a darle menos al coco y a trabajar para seguir aprendiendo, eres un valiente no todo el mundo se atreve a dar el paso que tú has dado. Esperamos con ilusión tu próximo relato, trabajar en el campo no es fácil cuando has vivido en Madrid, pero debe ser muy bonito vivir allí rodeado de naturaleza.
    Mi madre que era cuñada de tu abuela María contaba muchas cosas de Cabo de Agua , de la finca del abuelo José y como mi madre vivía en Madrid antes de casarse le impactó mucho vivir en el campo, las abuelas te contarían muchas cosas.
    Álvaro un beso fuerte y ánimo.

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  3. Muchos BESOS ALVARO. desde MARRUECOS

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  4. Valiente,aventurero y muy inteligente tu forma de pensar,adelante y seguiré leyendote.

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